Después de una semana de pausa, tras las Colonias infantiles, nos pusimos en camino para nuestra siguiente aventura: el campamento de jóvenes.
Esta vez nuestra objetivo era viajar a Portugal. A parte de darnos la oportunidad de descubrir algunos maravillosos parajes de esta región, pudimos dar apoyo a un proyecto de escuelita Waldorf situada en un finca en “A Dos Ruivos”. Nuestras anfitrionas Andrea y Filipa miraron de hacer lo posibles para facilitarnos la estancia. Al no tener medio de locomoción, Andrea se puso a nuestra disposición para todo lo necesario.
El lugar nos permitió acampar en condiciones muy simples que fuimos mejorando organizando, entre otras cosas, duchas y baños secos. Todo un reto para nuestros jóvenes ciudadanos. Bajo la dirección de Mario, se construyó una estructura de unos 11 m de largo sobre 4 de ancho y de unos 3 metros de altura así como los futuros baños secos para los niños. ¡Se dice pronto! y terminado, quedó impresionante, como hecho por verdaderos profesionales. Otros conformaron pupitres, mesas, bancos y limpiaron también parte de la finca y sus canales.
Todo ello estaba entrelazado con excursiones a la playa de Peniche, Óbidos, la visita a Sintra con sus castillos y el parque oriental más grande de Europa que teníamos a 40 mn andando.
Nuestra cocina, al aire libre, en pleno sol fue al principio una prueba hasta que conseguimos organizar un espacio de almacenamiento y sobre todo un frigorífico.
Cocinar para 32 personas ha sido una aventura de la que salimos “ilesas” Sara Pereira y yo, ayudados cada día por un equipo diferente y entregado. Esta año fue muy particular pues, a parte de que la gran mayoría de los participantes entre 14 y 16 años venían por primera vez, nos acompañó Elisabeth Herrera Polak, una joven aspirante al sacerdocio que inicia dentro de poco sus andaduras en el seminario en Stuttgart. Por otro lado, celebramos dos veces el Acto de Consagración del Hombre apoyados por la gentileza de nuestros amigos en Lisboa ( Pedro Melo y Manuela Nunes) que pusieron a disposición todo lo necesario para el culto.
Algo inesperado fue presenciar una representación de Arte de la Palabra a cargo de un grupo de jóvenes brasileños acompañados con euritmia y un joven pianista y que Andrea organizó para nosotros. Camino de Dornach para presentar su trabajo, nos hicieron este regalo como si fuera su repetición general. Fue algo que no habíamos programado y que resultó ser para todos una gran experiencia. Uno de los artistas, antes de la puesta en escena, nos puso a tono a través de ejercicios del habla con un entusiasmo y una fuerza que dejó sorprendido a más de uno de nosotros. La velada se terminó con un pequeño concierto de piano en el cual, algunos de nuestros jóvenes pudieron también mostrar sus dones.
El “ayuno online” trajo sus regalos en cuanto a la experiencia que supuso estar un tiempo sin medios electrónicos y sin comunicarse con las familias. Nos faltó tiempo para profundizar en el contenido elegido y por ello la demanda de muchos era que debíamos alargar nuestra estancia de unos cuantos días más. La biografía de Malidoma Patrice Some, que os recomiendo encarecidamente, nos acompañó así como momentos de observación de la naturaleza, dibujo y espacios a la mañana cortos para vivenciar la euritmia. Queda mucho por contar y solo puedo daros unas pinceladas de todo lo vivido.
Nuestra sensación (de Mario y Nicole) después de tantos veranos de campamento era haber cerrado una etapa con todo un grupo de jóvenes ahora mayores de 18 años, e iniciar un nuevo recorrido.
Nicole Gilabert