Nuestros difuntos
Los difuntos no están muertos,
sola la vestimenta de su cuerpo perece.
Sus cuerpos fueron destruidos,
sus espíritus y sus voluntades viven.
En todos los tiempos, están unidos a ti,
en el profundo silencio del Santuario de tu alma.
En ti y en ellos, vive el soplo de un reino, que es uno,
donde muerte y vida se hablan, en un diálogo, que es uno.
En este reino puedes, como lo haces cuando reflexionas,
escuchar atentamente,
las voces silenciosas y tranquilas de tus difuntos,
y puedes, como lo has hecho antes,
decir a tus muertos las palabras que les quieres decir,
sin que estas resuenen más en el aire exterior.
La corriente de nuestro espíritu continúa, siempre,
y la puerta de la muerte está eternamente abierta.
Construyan en ustedes los puentes hacia el país de los muertos,
los muertos participan con ustedes a la edificación de la tierra.
Conscientes caminen de la mano con sus difuntos,
para que así el mundo entero sea penetrado del espíritu en su realidad.
Manfred Kyber. Poeta ruso-traducción Nicole, octubre 202
Estas palabras de Manfred Kyber nos sensibilizan a acercarnos a nuestra amiga, la muerte de otra manera que la que hoy prevalece, a sentir cuan alejados estamos de comprender su verdadera esencia y su mensaje. Ampliar nuestra mirada hacia el umbral de la muerte y del nacer es acoger lo que ella es, lo que cada vez más personas se atreven a expresar desde sus propias experiencias cercanas a la muerte.
Nos permite abrazarla en toda su dimensión y abrirnos a ampliar la mirada hoy tan limitada de lo humano, enfocada solo hacia su expresión física material. Esta estrechez de miras ha llevado a promocionar lo que hoy se entiende por facilitar una “muerte digna”. Con sus protocolos ya establecidos, deja a la persona en fase terminal poco por decir, si anteriormente, no se ha tomado el tiempo de prepararse para su viaje más importante: “el regreso al hogar celeste”. Estas formalidades normalizan acelerar, programar o fomentar cruzar el Umbral de una manera ya determinada y aminorando el estado de consciencia.
Alegando el aminorar el padecimiento, la carga familiar o apelando al pleno derecho a una muerte que se denomina “digna”, un término para profundizar, se nos deniega la oportunidad de seguir llevando las riendas de nuestras vidas hasta el último suspiro.
Dejar por escrito como queremos morir, que valores queremos custodiar, de qué manera queremos ser enterrados, incinerados… planificar en la medida de lo posible los detalles de este momento de tanta importancia y no dejarlo en manos de la providencia, nos permite seguir obrando desde nuestra Libertad, nuestras convicciones, nuestra coherencia aunque eso suponga ir a contra corriente de la moda que predomina o los modelos más extendidos.
Para favorecer nuestra autoría hemos redactado este documento que os compartimos esperando que os sea de ayuda.
En el seno de nuestro grupo de preparación para vivir ese momento con la mayor presencia posible, seguimos ahora trabajando con los documentos disponibles en los ambulatorios y hospitales para mirar de dejar constancia de nuestras últimas voluntades.
En cuanto hayamos dado pasos también en este ámbito os lo haremos saber.
Nicole Gilabert.